La relación entre Gerard Piqué y Pep Guardiola no está atravesando por su mejor momento, de acuerdo con algunas fuentes cercanas al vestuario, después de que el central volviese a sentarse en el banquillo en un partido de primer nivel. Piqué fue suplente en Stamford Bridge, ante el Chelsea, a pesar de tener ya el alta tras su lesión ante el Milan y de que se trata de uno de los jugadores más altos de la plantilla y una de las principales virtudes del conjunto inglés es el juego aéreo.
La explicación táctica de la suplencia del central catalán pasa por la velocidad de los contragolpes ingleses. Considerando que Guardiola ya contaba con que el Barçatendría el balón la mayor parte del tiempo, decidió apostar por una pareja de centrales que aportara velocidad en el repliegue en las contras inglesas.
Esta es la decisión táctica de Guardiola. Algunas fuentes, sin embargo, apuntan a cierta tensión entre el entrenador y el defensa. Desde el club se insiste en que es falso que el técnico no quiera renovar si no se traspasa antes a Piqué, pero al mismo tiempo en el vestuario se está constatando cierto distanciamiento entre técnico y jugador en los últimos tiempos.
El propio Guardiola manifestó, después del triunfo por 2-0 ante el Athletic Club, que "hemos echado de menos a Piqué durante la temporada". Elogiando su partido de aquella noche, Pep dejaba entrever cierto disgusto por el rendimiento del central a lo largo del año. Al partido siguiente, ante el Milan, se lesionaba y aún no ha reaparecido.
Algunos aspectos del día a día del jugador, como su actividad en las redes sociales, no acaban de gustar al técnico, que teme que Piqué se distraiga con facilidad
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